7/9/09

Agricultura Urbana


Cultivo de hortalizas en espacios de la ciudad. Para quién no esté familiarizado con el concepto verdaderamente suena a una locura y a un proyecto que, por su pequeña escala, ni siquiera suena viable. En ocasiones las situaciones de adversidad extrema son las que nos demuestran que estos extraños modelos pueden llegar a representar verdaderas soluciones locales y ese fue el caso del municipio de Rosario, Argentina.
En 2002, después de una grave crisis que afectó a toda la Argentina y que, específicamente, en el municipio de Rosario dejó niveles de pobreza de hasta el 60%, el municipio en colaboración con algunas organizaciones civiles impulsaron la implementación de lo que denominaron el Programa de agricultura urbana. Sus objetivos eran simples: aprovechar el espacio libre de las zonas más pobres para generar productos de alto valor agregado que permitieran a las comunidades aumentar sus ingresos y acceder a una mejor calidad de vida. Se generaron genuinas organizaciones comunitarias que permitieron la ejecución del programa. El municipio proveyó de toda la formación técnica necesaria para la ejecución del proyecto además de todos los recursos necesarios para poder iniciar el cultivo y la cosecha de una amplia variedad de hortalizas orgánicas las cuales eran vendidas en ferias – organizadas de igual modo por el municipio – y que, por otra parte, también estaban destinadas al autoconsumo, acabando de este modo con el problema del hambre.
En solo dos años, las personas que habían participado en el programa habían incrementado su ingreso mensual familiar hasta en 120 USD y su impacto había llegado a más de 10,000 familias. El presupuesto total para este proyecto entre el año 2002 y 2003 fue de 143,000 USD. El interés y participación de la comunidad en este proyecto fue el detonador del éxito del mismo. Actualmente existen iniciativas de algunas organizaciones civiles mexicanas para generar proyectos de agricultura urbana en la Ciudad de México, el caso de los sembradores urbanos de la colonia Roma es un ejemplo, no obstante aún falta mucho apoyo e interés por parte de las autoridades para consolidar este tipo de acciones en verdaderos modelos de desarrollo. Como lo hemos visto, siempre es necesaria la colaboración entre múltiples actores para que una propuesta de este tipo se consolide como un programa de alto impacto.
Un magistrado del Tribunal Electoral solamente por concepto de sueldo y dejando a un lado todas las prestaciones que posee gana 343 mil pesos al mes, lo que al año representa 4 millones 116 mil pesos para el erario pública. Con solamente el sueldo de un magistrado en un año se podrían generar dos Proyectos y medio de Agricultura Urbana idénticos al de Rosario, Argentina, y con ello desarrollar un ingreso fijo para alrededor de 25,000 familias. Quien diga que vivimos en un país justo, yo digo que miente.


 Centro de agricultura Urbana Romita, en el DF

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