29/4/11

Los legisladores ¿Representantes de distrito o de la Nación?

Un debate casi tan antiguo como la democracia misma. En el contexto mexicano este añejo debate resurge dentro de la coyuntura de la reforma política, expresamente al momento de abordar el tema de la reelección legislativa.

Basta hablar con cualquier legislador para que pueda comentarnos una larga lista de "beneficios" de la reelección; la generación de mayor experiencia legislativa, se vigila más al legislador, se asume su reelección como una especie de "ratificación" otorgada a partir de su buen desempeño, entre otros.

El punto más engañoso de toda esta lista de supuestos beneficios es cuando se habla de que, con la reelección legislativa, los legisladores se acercarían más a sus distritos y estrecharían mayores vínculos con la ciudadanía a quienes ellos representan. Prematuro sería decir que esta premisa es cierta o falsa en el contexto de nuestro sistema político, lo que si puedo es analizar que tan positivo pudiera ser el modelo del legislador como representante de distrito cuando se observa al sistema político en su conjunto.

Si un legislador es un representante de distrito por definición tendría que velar por los intereses de la ciudadanía de su distrito. Es posible que se generen mayores vínculos con la ciudadanía local, no obstante muchos de sus intereses puede que sean contrarios al interés general e incluso al interés de la nación.

Ahora bien, cuando se asume que un legislador es un representante de la Nación, al momento en que este toma su curúl deja de representar únicamente a los ciudadanos que votaron por él y se vuelve en un representante Nacional. Bajo este concepto el legislador debe rendir cuentas no sólo a sus votantes sino a la Nación en su conjunto. Asimismo esta figura dota de independencia y de una mayor visión al legislador, obligándolo a actuar y votar a favor del interés general aunque a veces en ello se afecte a su distrito.

Nada mejor para dejar en claro mi punto que ejemplificarlo. Una gran cantidad de obras públicas necesarias, como lo es la expansión de líneas del metro de la ciudad de México o la construcción de nuevas vialidades, han sido detenidas o se encuentran con la oposición de los legisladores locales quienes argumentando ser los representantes de la ciudadanía afectada consiguen entorpecer y en ocasiones evitar el desarrollo de obras que benefician el interés púbico en general. Esto no significa que los gobiernos deban tener libertad absoluta para modificar el territorio a su capricho, mas bien me refiero a que muchas de estas obras ( o acciones ) deben ser realizadas pues benefician el interés general, y a pesar de ello surge una oposición que no debería estar justificada.

Además, conceptualmente, la lógica del sistema de los legisladores "representantes de distrito" tiene una falla esencial de inicio y es que este sistema genera conflictos entre los distritos casi naturalmente pues confronta entre sí a los distritos con distintos y contrapuestos intereses; situación que no debería suceder en un de por sí polarizado sistema político con constantes pugnas entre partidos.

Es por estos motivos por los que considero que la reelección legislativa fomenta la visión de los legisladores como representantes de su distrito y debido a esto no es la alternativa que mejor conviene a la construcción de un sistema político funcional.